Canciones de silencio que, ahora tiene estampa como homenaje íntimo nada pretensioso a su madre, trasunta, ante todo el pesar que le embarga la falta de esa inseparable amiga y compañera que fuera para ella, doña Emma Pérez del Castillo de Carvajal, la distinguida poetisa paceña que conocimos los últimos años de su inquieta existencia llenos aún de señorío intelectual y de amistad verdadera.
Tributo filial, el pequeño libro dedicado a su memoria, ofrece un fluir de versos admirativos y desesperanzados. La ausencia materna marca en el vivir de la hija una indeleble impronta sentimental. Y, así Ada nos hace oir una queja íntima y sin quererlo talvez, nos comunica un dolor puro, configurando su sutil lirismo estados espirituales atormentados y de ilusoria resignasión.