Durante la década de los 60, 70 y 80, la rebeldía de las juventudes de Bolivia, Argentina, Chile, Uruguay, Cuba, México y otros países de América Latina contra los gobiernos militares, la intervención extranjera, la desigualdad social, el consumism, así como la ansiedad por dignidad, se convirtió en una patlaforma para una sublime creación artística la nueva canción latinoamericana, un estilo de música altamente comprometido con las luchas del pueblo trabajador.
Esta música de "protesta" se constituyó en un medio de reivindicación del pueblo latinoamericano frente a un entorno político y económico aplastante.