La sangre de todos retrata uno de los capítulos más interesantes de nuestra historia: la guerra entre La Paz y Chuquisaca, sangrienta y, como todas las guerras finalmente inútil. Hay dos grandes personajes que se enfrentan y son narrados con un sentido entre biográfico y novelesco: el general Pando y Severo Fernández Alonso, que terminan en los campos de batalla de atroces características. No es ajeno a los grandes protagonismos el papel que cumple el pueblo aymara en el desarrollo de los acontecimientos, en las decisiones y en los resultados. Las huestes del norte y del sur tuvieron que combatir bajo el signo de la violencia y de una guerra no excenta de odios étnicos y populares milenarios.