Al respecto menciona que cada persona tiene sus antepasados y cada acontecimiento tiene sus antecedentes como por ejemplo Moquegua y sus alrededores y las reliquias de Santa Fortuna, otro acontecimiento son las correrias de Napoleón por toda Europa que sirvieron de arranque para la vida misionera de Andrés Herrero. Antes de pasar a las misiones yungueñas de La Paz (en 1813), Andrés Herrero trabajo como predicador de misiones entre fieles y se entrega de lleno a reavivar las "pasiones" cristianas de sus hermanos, se hace uno con la religiosidad del pueblo y se sumerge en la idiosincracia andina. Otro acontecimiento sobresaliente es cuando el mismo Sumo Pontífice Gregorio XVI da la autorización para que A. Herrero recolecte religiosos y así restaurar las misiones americanas, entonces el animoso se encargo de realizar cartas encíclicas, con realismo, y con sabiduría de su experiencia, buscando apoyo de todo tipo y lograr la descendencia espiritual.^ies