En este sentido amplio, una estructura constituye un conjunto de factores que, cohesionados entre sí, forman parte de una integridad. En el ámbito agrario, los factores concurrentes estructuralmente se agrupan en humanos, materiales y culturales. Si aplicamos la ecuación acerca de la relación directa de las condiciones de vida y trabajo en el área rural y la situación de un país, en el caso boliviano se produce esta correlación de manera inobjetable, esto tiene que ver con la tradición agraria en el país; la que emerge del carácter mayoritariamente indígena de su población, de su composición culturalmente diversa y de sus fortalezas históricas entorno a su relación con su territorialidad. En el caso de nuestro país, se ha configurado una estructura agraria dual en la que el latifundio y el minifundio constituyen los tipos de propiedad agraria predominantes, y en la que las relaciones sociales entre los actores tienen carácter de dominación. Consiguientemente, la estructura de poder económico y político se sustenta en el control hegemónico de la Tierra y el Territorio. Asimismo para reforzar lo mencionado anteriormente se mostrara la evolución histórica de la cuestión agraria en Bolivia.^ies