Al respecto el autor menciona que los datos electorales del 30 de junio del 2002 expresan diversidad étnica y política como un dato contundente de la realidad boliviana. Esta diversidad es parte de nuestro patrimonio. La realidad política salida de urnas es la síntesis de las múltiples determinaciones que hace nuestra diversidad. A partir de la fragmentación y dispersión que arrojan los cómputos, no solo recogen una diversidad étnica, una saludable diversidad ideológica una renovación generacional y de género, con una presencia femenina más numerosa. El Muro de exclusión, empieza a ceder a favor de representantes de pueblos indígenas originarios y de campesinos, nada menos que por la vía democrática.^ies